miércoles, 23 de junio de 2021

Historia de la tabla periódica

(Ciencias de Joseleg)(Química)(Lenguaje químico)(La tabla periódica) (Ejercicios resueltos)(Introducción)(Historia)(Bloques y grupos de la tabla periódica)(Períodos y otras agrupaciones de la tabla periódica)(Propiedades periódicas)(Tendencias de las propiedades periódicas)(Los límites de la tabla periódica)(Referencias bibliográficas)(Versión documento word)

 

 La historia de la tabla periódica puede dividirse en tres etapas: (1) las tablas anteriores a la ley periódica, (2) las tablas periódicas por masa elemental relativa, y (3) las tablas periódicas por carga de protones.

Figura 1. Henning Brand y el descubrimiento del fósforo. (1630-1710) fue un comerciante, soplador de vidrio,​ farmacéutico y alquimista aficionado alemán que vivió y trabajó en Hamburgo, recordado por haber descubierto el fósforo alrededor de 1669. Comunicó su secreto a Daniel Kraft con la condición de no revelarlo a nadie; pero Johann von Löwenstern-Kunckel finalmente descubrió la manera de obtener fósforo (1674). Recibió una pensión de Juan Federico de Brunswick-Luneburgo.

Varios elementos se conocen en su estado puro desde épocas antiguas como: el oro, la plata, el platino el zinc o el cobre; dado que algunos no son oxidables “como el oro”, mientras que otros pueden ser separados del oxígeno calentándolos lo suficiente en una forja (Eliade, & Ledesma, 1974). Los herreros fueron los maestros del control de los elementos hasta que su trabajo capturó la atención de filósofos y sacerdotes, lo cual daría nacimiento a la alquimia. Para el siglo VI antes de Cristo los filósofos griegos Empédocles, Platón y Aristóteles propusieron que toda materia estaba compuesta por cuatro principios: agua, aire, tierra y fuego; y que a su vez cada uno de esos elementos se caracterizaba por un par de cualidades como seco, húmedo, cálido y frío. Los primeros cuatro fueron conocidos como los cuatro elementos, más un quinto elemento llamado éter cuya esencia era divina. Estos fueron empleados por los alquimistas para explicar el mundo material (Eliade et al., 1974). Las ideas de Aristóteles mantendrían ocupados a los alquimistas en sus intentos por crear oro o una pócima para la vida eterna por al menos 2000 años. Eso hasta que empezaron a aparecer cosas raras, por ejemplo, el elemento tierra parecía no ser una entidad homogénea, por lo que para el siglo XVII se hablaba de las tierras en plural, para hacer referencias a varios tipos de óxidos y sales con propiedades diferentes (Wisniak, 2004).

Figura 2. Robert Boyle (Waterford, 25 de enero de 1627-Londres, 31 de diciembre de 1691)​ fue un filósofo natural, químico, físico e inventor. También fue un prominente teólogo cristiano. Como científico es conocido principalmente por la formulación de la ley de Boyle,​ además de que es generalmente considerado hoy como el primer químico moderno y por lo tanto uno de los fundadores de la química moderna. Su obra The Sceptical Chymist (El químico escéptico) es considerada una obra fundamental en la historia de la química.

La historia de la tabla periódica también es la historia del descubrimiento de los elementos químicos. La primera persona individual que tengamos registros en descubrir un elemento químico es Henning Brand, un mercader germano en bancarrota que buscaba obtener la piedra filosofal para crear oro y salir de sus aprietos económicos. En 1649 Brand destiló orina, produciendo una sustancia que brillaba con un tono blanquecino en una botella de base esférica, la sustancia fue llamada fósforo (Weeks, 1932). Brand mantuvo el descubrimiento en secreto hasta 1680 cuando Robert Boyle redescubrió el fósforo y publicó sus descubrimientos. El descubrimiento del fósforo ayudó a reabrir  el tema de que era lo que se entendía por elemento, si un principio inmaterial o una sustancia palpable (Prandtl, 1948).

En 1661 Robert Boyle definió un elemento como: una sustancia que no podía ser separada en otra más simple por medio de una reacción  química(Chalmers, 2005). Esta es la definición química de elemento, y sigue siendo igual de útil ahora que en tiempos de Boyle, con una diferencia, en el siglo XX surgió una nueva definición de elemento, pero en todo caso se trata de una definición basada en la física y la cantidad de protones en el núcleo de los átomos de cada elemento. 

Figura 3. Antoine-Laurent de Lavoisier y Marie-Anne Pierrette Paulze.

En 1789 “mismo año de la revolución francesa” Antoine-Laurent de Lavoisier publicó el Tratado Elemental de la Química, lo cual es un nombre gracioso porque también se puede interpretar como un tratado sobre la química de los elementos, en ese sentido estamos hablando de un libro de enseñanza (libro de texto) que proseguía el modelo de trabajo de Boyle: aislar elementos en términos de sustancias simples no separables por métodos químicos, y organizar dichas sustancias de una forma lógica. Lavoisier enlistó varios elementos conocidos para nosotros como el oxígeno, el nitrógeno, el fosforo o el azufre, así como otros que nosotros no relacionamos con materia másica como la luz y el calor. Adicionalmente fue el primero en separar las dos categorías fundamentales de cualquier tabla periódica: Metales y No Metales. Los químicos de su generación tomaron el texto críticamente, pero las nuevas generaciones se convencieron de la utilidad de la redefinición de elemento químico, lo cual terminaría por dar inicio a la química moderna, con un lenguaje propio, un lenguaje en el cual los nuevos elementos eran el alfabeto (Bensaude-Vincent & Abbri, 1995).

 En 1829 Dobereiner observó que muchos elementos podían ser agrupados en triadas basados en sus propiedades químicas, por ejemplo: el cloro el bromo y el yodo.  Otro ejemplo fue el litio, el sodio y el potasio, los cuales eran metales blandos como la gelatina que reaccionan muy violentamente con el agua. Döbereiner también observó que, cuando organizados bajo el criterio de la masa, el segundo miembro de la triada tenía una masa más o menos igual al promedio de los otros dos miembros. Esto se convirtió en la ley de las triadas (Kauffman, 1999).

Tabla 1. Triadas de Dobereiner

Cl

Br

I

Ca

Sr

Ba

S

Se

Te

Li

Na

K

El químico alemán Leopold Gmelin trabajó en este sistema y para 1843 había identificado diez triadas, pero también detalles que no concordaban, por ejemplo, cuatro grupos de cuatro elementos y un grupo de cinco elementos. En 1857 Jean-Baptiste Dumas extendió el estudio de las propiedades de varios grupos de metales (Mendeleev, s/f; E. R. Scerri, 2006).  El problema con todos estos intentos es que creaban múltiples tablillas desconectadas del todo, grupitos de tres o cinco elementos, sin ningún sentido general que las justificara.

En 1857, uno de los mejores químicos de su generación August Kekulé observó que el carbono generalmente tenía un poder de enlace de cuatro, y en consecuencia podía enlazarse a otros cuatro elementos que tuvieran poder de enlace de uno como el hidrógeno o el cloro. El metano, por ejemplo, posee un carbono y cuatro hidrógenos. El concepto de poder de enlace eventualmente conllevó al desarrollo del concepto de valencia; y cada elemento posee un determinado poder de enlace (Izquierdo-Aymerich & Adúriz-Bravo, 2009).

En 1862, Alexander-Emile Beguyer de Chancourtois, un geólogo francés publicó una temprana forma de la tabla periódica, la cual el llamó como la hélice telúrica.

Figura 4. La hélice telúrica de Chancourtois muestra la repetición de algunas propiedades de los elementos, por lo que él debe ser reconocido como padre de la ley periódica.

Chancourtois fue la primera persona en notar la periodicidad de los elementos. Con los elementos organizados en una espiral o cilindro en un orden de masa relativa de elemento creciente, de Chancourtois demostró que los elementos con propiedades semejantes se repetían periódicamente. Esta tabla incluía algunos iones y compuestos en adición de elementos. Debido a que en la época la química y la geología  aún no habían convergido, los dos campos empleaban un lenguaje diferente, por lo que su idea fue poco valorada por los demás químicos hasta la llegada de Dmitri Mendeleyev (E. R. Scerri, 1998).

En 1864, Meyer un químico alemán publicó una tabla de 44 elementos organizados de acuerdo a su poder de enlace “valencia”. El resultado era más o menos similar ya que las propiedades químicas y la valencia están relacionadas. La valencia es quien permite que algunas reacciones comunes en cada periodo se repitan. Unos cuantos meses después de que Mendeleev publicara su tabla periódica prediciendo elementos nuevos, Meyer publicó una tabla parecida.

Tabla 2. Tabla de Meyer.

Casi al mismo tiempo William Odling, un químico inglés publicó otra tabla de 57 elementos organizados en base a su masa relativa. Con algunas irregularidades y saltos Odling notó una tendencia tenue de periodicidad en las masas relativas elementales y que acorde con eso también se generaban los grupos tradicionales como los metales alcalinos o los halógenos. Aunque Odling aludió a la idea de la ley periódica, no prosiguió con ella y por consiguiente propuso en 1870 una tabla basada en el poder de enlace para clasificar los elementos (Emsley, 1987).

Tabla 3. Tabla periódica de Newlands

 

-A-

-B-

-C-

-D-

-E-

-F-

-G-

1

H

Li

Be

B

C

N

O

2

F

Na

Mg

Al

Si

P

S

3

Cl

K

Ca

Cr

Ti

Mn

Fe

4

Ni

Co

Cu

Zn

Y

In

As

Se

5

Br

Rb

Sr

La

Ce

Zr

Mo

Ru

6

Pd

Ag

Cd

U

Sn

Sb

I

7

Ir

Pt

Os

Hg

Tl

Pb

Bi

Th

El químico inglés John Newlands produjo una serie de artículos entre 1863 y 1866 en los que proponía tambien una tabla organizada por masa relativa creciente, las propiedades físicas y químicas parecían repetirse a intervalos de ocho; y empleó una analogía con la repetición de los tonos musicales que también se repiten a intervalos de ocho. Esto terminó por acuñar la ley del octeto, aunque sus contemporáneos no estaban muy convencidos, e incluso la Sociedad Química se reusó a publicar su trabajo. Newlands sin embargo fue capaz de algo por lo cual generalmente acreditamos a Mendeleev, crear una tabla con huecos que permitía la inferencia de la existencia del germanio (E. R. Scerri, 2006, 2011).

En 1867 Gustavus Hinrichs un químico Danés-Americano publicó una tabla periódica en espiral basada en los espectros de los elementos y en sus masas relativas, así como en algunas propiedades químicas, sin embargo muchos opinaron de que su trabajo era ostentoso y difícil de entender (Rouvray & King, 2004; E. R. Scerri, 2011).

El profesor ruso Dmitri Mendeleev en 1869 y el químico alemán Julius Lothar Meyer en 1870 publicaron de forma independiente una versión nueva de la tabla periódica. La tabla de Mendeleev fue publicada primero en su versión inicial, la cual no se parece en nada a la tabla que poseemos en la actualidad  (Baird, Scerri, & McIntyre, 2006; Camacho, Gallego, & Pérez, 2007; Mendeleev, s/f; Rouvray & King, 2004; Samuelson, 2000; E. R. Scerri, 2011).

Mientras que la de Meyer era una versión refinada de su modelo de 1864. Ambos construyeron sus tablas listando los elementos en filas y columnas en orden de la masa relativa creciente. Las filas eran construidas de forma tal que presentaran propiedades químicas semejantes, lo cual si lo comparamos con la tabla moderna es como si giraramos la tabla 90 grados a la izquierda.

 Ahora, ¿Por qué nos olvidamos de Meyer? A demás de la ley de prioridades de publicación, la tabla de Mendeleev tenía dos detalles cruciales que le hizo ganar a largo plazo esta carrera por las tablas de los elementos. La primera fue seguir la idea de Newlands, dejar huecos para elementos aun no aislados. La segunda idea fue la de dar diferentes prioridades a las dos ideas organizadoras:

    -Organizar los grupos por familias de elementos con propiedades químicas semejantes.

    -Organizar los elementos por masa relativa creciente.

Para Mendeleev la primera idea sería más relevante que la segunda en casos anómalos como el yodo y el telurio, pues si se organizan solo por masa relativa creciente, ambos elementos quedarían en familias que no concuerdan con sus propiedades químicas.

Tabla 4. Tabla de Mendeleev de 1869

 

 

 

Ti

Zr

?

 

 

 

V

Nb

Ta

 

 

 

Cr

Mo

W

 

 

 

Mn

Rh

Pt

 

 

 

Fe

Ru

Ir

 

 

 

Ni

Pd

Os

H

 

 

Cu

Ag

Hg

 

Be

Mg

Zn

Cd

 

 

B

Al

?

U

Au

 

C

Si

?

Sn

 

 

N

P

As

Sb

Bi

 

O

S

Se

Te

 

 

F

Cl

Br

I

 

Li

Na

K

Rb

Cs

Tl

 

 

Ca

Sr

Ba

Pb

 

 

?

Ce

 

 

 

 

?

Er

La

 

 

 

 

?

Y

Pr

Nd

 

 

 

 

?

In

Th

 

 

En 1871 Mendeleev publicó una segunda versión de su tabla periódica, sin duda más cercana a la que empleamos actualmente, pero aun así muy distante. En esta nueva versión los elementos con propiedades semejantes se organizaban en columnas y no en filas. A demás apareció un sistema de numeración de los grupos de elementos clásicos que aun hoy es muy empleado. Sobre cada columna se colocó un numero en romano del I al VIII que indicaba el estado de oxidación mayor de un elemento “lo cual también se relaciona con su poder de enlace más alto”, esto debido a que varios elementos podían expresar más de un poder de enlace dependiendo de la situación.

Tabla 5. Tabla periódica de Mendeleev de 1871.

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

H

 

 

 

 

 

 

 

Li

Be

B

C

N

O

F

 

Na

Mg

Al

Si

P

S

Cl

 

K

Cu

Ca

Zn

?

?

Ti

?

V

As

Cr

Se

Mn

Br

Fe   Co   Ni

Rb

Ag

Sr

Cd

Y

In

Zr

Sn

Nb

Sb

Mo

Te

?

I

Ru   Rh   Pd

Ce

Au

Ba

Hg

La

Tl

?

Pb

Ta

Bi

W

?

?

?

Os   Ir   Pt

 

 

 

Th

 

U

 

 

En esta versión Mendeleev avanzó más en la idea de Newlands, no solo conformándose en predecir la existencia de un elemento, Mendeleev también predijo las propiedades químicas y físicas del elemento aun por aislar. Mendeleev propuso la existencia de un elemento hasta el momento desconocido, el cual el llamo eka-alumino junto con varias de sus propiedades. Cuando el galio fue descubierto, cuatro años más tarde, sus propiedades coincidieron de manera casi perfecta a las que Mendeleev había predicho para el eka-aluminio.

Figura 5. Dmitri Ivánovich Mendeléyev (Tobolsk, 27 de enerojul./ 8 de febrero de 1834greg.-San Petersburgo, 20 de enerojul./ 2 de febrero de 1907greg.) fue un químico ruso, conocido por haber descubierto el patrón subyacente en lo que ahora se conoce como la tabla periódica de los elementos.

A pesar de que Mendeleev argumentó que el criterio de familia era mas importante que el de masa relativa para organizar la tabla, jamás pudo encontrar explicación para paradojas como la del yodo-telurio. Estas y otras discrepancias sugerían que existía alguna propiedad fundamental que daba origen a la periodicidad y que no era la masa relativa, aun que estuviera relacionada con esta. Esta propiedad terminó por estar relacionada con el número atómico, un concepto desconocido para Mendeleev y sus contemporáneos, después de todo ni siquiera creían en la existencia del átomo.

¿Bueno y si en este punto abandonamos a Mendeleyev, como rayos tenemos una tabla distinta?

Mendeleev jamás creyó en la existencia del átomo, pero sería ese proyecto de investigación quien arrojaría una propiedad que justificaría la organización periódica sin las paradojas arrojadas por la masa relativa promedio. El concepto original empleado no fueron los protones sino la carga atómica (zI).

Figura 6. Henry Gwyn Jeffreys Moseley (23 de noviembre de 1887-10 de agosto de 1915) fue un físico y químico inglés. Su principal contribución a la ciencia fue la justificación cuantitativa del concepto de número atómico mediante la Ley de Moseley. En química avanzada proporcionó un apoyo fundamental al modelo atómico de Bohr definido con detalle por Rutherford y Antonius van den Broek, mencionando que los núcleos atómicos contienen cargas positivas iguales a su número atómico.

En 1914 el físico ingles Henry Moseley encontró una relación entre la longitud de onda de rayos X de un elemento y la carga atómica. Moseley reorganizó la tabla periódica en términos de la carga atómica positiva absoluta. Mediante este proceso Moseley pudo corregir diversas anomalías en la tabla periódica como la posición del telurio y el yodo; o la posición del potasio y el argón. A pesar de ser un método de organización físico, el nuevo sistema concordaba de forma exacta y sin anomalías con las propiedades químicas sin tener que cambiar posiciones a las malas. Moseley también demostró que existían huecos en la tabla periódica para los elementos de carga 43 y 61 conocidos actualmente como el tecnecio y el prometio.

La estructura clásica de la tabla periódica con la que todos hemos crecido, también conocida como como la tabla común o tabla estandarizada se atribuye a alguien menos conocido, un químico Americano llamado Horace Groves Deming. En 1923 Deming Reorganizó la tabla de Moseley de forma tal que tuviera 18 columnas.

Tabla 6. Tabla periódica de Deming.

0

IA

IIA

IIIA

 

 

 

 

H

 

 

 

 

 

IVA

VA

VIA

VIIA

He

Li

Be

B

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

C

N

O

F

Ne

Na

Mg

Al

IVB

VB

VIB

VIIB

 

VIII

 

IB

IIB

IIIB

Si

P

S

Cl

Ar

K

Ca

Sc

Ti

V

Cr

Mn

Fe   Co   Ni

Cu

Zn

Ga

Ge

As

Se

Br

Kr

Rb

Sr

Y

Zr

Nb

Mo

?

Ru   Rh   Pd

Ag

Cd

In

Sn

Sb

Te

I

Xe

Cs

Ba

La

Hf

Ta

W

?

Os   Ir   Pt

Au

Hg

Ti

Pb

Bi

?

?

Rn

?

Ra

?

Th

?

U

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las características de esta tabla ya la acercan a nuestra versión, los lantánidos son sacados de la tabla debido a razones de espacio, de lo contrario se vería así (Tabla 7).

Las características principales de la tabla de Deming es la separación en bloques, antes todos los elementos se encontraban en un mismo bloque así tuvieran que compartir casillas, ahora hay un bloque para los metales de transición que Deming llamó metales pesados, otro para las tierras raras radioactivas y dos bloques que intentaban separar los metales ligeros de los no metales. Adicionalmente los gases nobles se colocaban a la izquierda ya que esta tabla se organiza por valencia, y como los gases nobles no tienen poder de enlace en condiciones normales se los considera como de valencia 0. Una diferencia notable es que no se encuentra aún la serie de los actínidos separada y algunos de sus miembros aún son considerados metales pesados o de transición. Industrias Merck preparo una tabla de mano con la versión de Deming en 1928, la cual se popularizó escolarmente en los colegios de enseñanza media y básica secundaria de los Estados Unidos. Para 1930 ya aparecía repetida en los manuales y enciclopedias de química.

Tabla 7. Versión real de la tabla de Deming.


En 1945, Glenn Seaborg un Químico Americano realizó la sugerencia de que los elementos actínidos no pertenecían al grupo de los metales de transición, para la época se pensaba que solo los lantánidos llegaban hasta el subnivel f de la tabla periódica. Seaborg a pesar de los consejos en contra afirmó que los actínidos también debían llenar el subnivel f y publicó sus ideas, estas junto con su trabajo en la síntesis de elementos actínidos le permitieron ganar el premio nobel de química en 1951. La estructura final dada por Seaborg es la tabla que recibimos nosotros, aunque es probable que no sea la misma que verán nuestros hijos, la tabla aún sigue siendo un modelo teórico y predictivo en constante desarrollo.

Tabla 8. Tabla de Seaborg, versión real

Tabla 9. La tabla de Seaborg nuevamente tiene dos versiones, una en la que los elementos del bloque f salen para que los cuadros puedan ser más grandes y otra que es la verdadera configuración.

Yo mismo he enseñado un mito falso, que los elementos naturales van hasta el uranio (92 y más allá todos son sintéticos), la verdad es que los elementos naturales van hasta el plutonio (94), pero la idea de transuránicos es mucho más fuerte y tiene, como en todos estos mitos o paradojas de la ciencia, una razón histórica (Eisenbud et al., 1984; Peppard et al., 1951). Aunque cantidades minúsculas de plutonio y neptunio existen naturalmente, estos elementos fueron identificados primero mediante la síntesis nuclear (Eisenbud et al., 1984; Hakim, 2007; Peppard et al., 1951).

Figura 7. Glenn Theodore Seaborg (Ishpeming, Michigan, 19 de abril de 1912-Lafayette, California, 25 de febrero de 1999) fue un químico atómico y nuclear estadounidense que obtuvo el Premio Nobel de Química en 1951 por sus «descubrimientos en la química de los elementos transuránicos».​ Es recordado sobre todo por el descubrimiento y aislamiento de diez elementos químicos, por el desarrollo del concepto de elemento actínido y por ser el primero en proponer la serie actínida, que fijó la disposición actual de la tabla periódica de los elementos.

En cualquier caso, fue el neptunio el primer elemento en ser sintetizado en un laboratorio en el año de 1939. Muchos de estos elementos sintéticos son inestables y decaen “es decir se rompen o fisionan produciendo elementos hijos ligeros y más estables” muy rápido, por lo que es muy retador poder detectarlos y caracterizarlos después de ser producidos (Ball, 2004). Han existido controversias con respecto a la aceptación de la síntesis de algunos de estos elementos por laboratorios en competencia, lo cual ha hecho que la asignación de prioridades sea un dolor de cabeza. Lo anterior provocó que el sistema de bautizo de los elementos nuevos fuera complejo (Barber, Karol, Nakahara, Vardaci, & Vogt, 2011).

 Los nombres elementales aceptados más recientes son los de Flerovio “elemento 114” (Yakushev et al., 2014) y el Livermorio “elemento 116” (Witze, 2012), los cuales eran anteriormente ununquadium y ununhexium; ambos bautizados en mayo de 2012. En 2010 un equipo conjunto ruso-americano afirmó haber sintetizado seis átomos del ununseptium “elemento 117” (Witze, 2012). En diciembre de 2015, los elementos 113, 115, 117 y 118 fueron formalmente aceptados por la IUPAC completando finalmente el séptimo periodo de la tabla periódica. De esta forma nombres oficiales para la fila de los ununs----- propuestos y acuñados durante el año 2016 (Banks, 2016a, 2016b; Winter, 2015). El 28 de noviembre de 2016, los científicos de la IUPAC reconocieron oficialmente los nombres de cuatro de los elementos químicos más nuevos, con los números atómicos 113, 115, 117 y 118, siendo estos nihonio 113, moscovio 115, tenesio 117 y oganesón 118 (Corish, 2016; Jarlskog, 2016; Mayfield & Sayle, 2017).

La tabla periódica moderna a veces se expande en su forma larga o de 32 columnas al restablecer los elementos del bloque f ubicado como notas a pie de página en su posición natural entre los bloques s y d. A diferencia de la forma de 18 columnas, esta disposición da como resultado que no existe ninguna interrupción en la secuencia del aumento de números atómicos (Scerri, 2013). La relación del bloque f con los otros bloques de la tabla periódica también se vuelve más fácil de ver.  Jensen aboga por una forma de mesa con 32 columnas sobre la base de que los lantánidos y actínidos son relegados en la mente de los estudiantes como elementos aburridos y sin importancia que pueden ser puestos en cuarentena e ignorados (Newell, 1980). A pesar de estas ventajas, los editores generalmente evitan la forma de 32 columnas a causa de su proporción rectangular incómoda, debido a que las celdas de cada elemento serían más pequeñas, y también a la familiaridad de los químicos con la forma moderna introducida por Seaborg.

Entre los 100 años de la aparición de la tabla de Mendeleev en 1869, se ha estimado que se publicaron alrededor de 700 versiones diferentes de tablas periódicas (Scerri, 2006). Además de numerosas variaciones rectangulares, otros formatos de tablas periódicas se han configurado, por ejemplo, como un círculo, cubo, cilindro, edificio, espiral, lemniscato, prisma octogonal, pirámide, esfera o triángulo. Tales alternativas a menudo se desarrollan para resaltar o enfatizar las propiedades químicas o físicas de los elementos que no son tan evidentes en las tablas periódicas tradicionales, dado que es difícil expresarlas en una forma plana en la hoja de un libro.

Se puede pensar que las diversas formas de tablas periódicas se encuentran en un continuo cuyos extremos son el punto de vista químico y el punto de vista físico (Scerri, 2006). Hacia el extremo químico del continuo se puede encontrar, por ejemplo, la tabla periódica "ingobernable" de Rayner-Canham, de la Tabla Periódica de Químicos Inorgánicos que enfatiza tendencias, patrones, relaciones y propiedades químicas inusuales. Cerca del extremo de la física la Tabla Periódica del Paso Izquierdo de Janet (1928). Esto tiene una estructura que muestra una conexión más cercana al orden del llenado del último nivel de energía y, por asociación, a la mecánica cuántica ( Scerri, 2008). La razón por la cual la forma estándar es tan, estandarizadamente aceptada es el hecho de que, en el medio de los dos puntos de vista, siendo útil para ambos extremos. Se cree que su popularidad es el resultado de que este diseño tiene un buen equilibrio de características en términos de facilidad de construcción y tamaño, y su descripción del orden atómico y las tendencias periódicas (Francl, 2009).

No está claro si los elementos nuevos continuarán con el patrón de la tabla periódica actual como período 8, o si requieren más adaptaciones o ajustes. Seaborg esperaba que el octavo período siguiera exactamente el patrón establecido previamente, simplemente que adicionando los elementos del bloque g, sin embargo, físicos como Pekka Pyykkö han teorizado que estos elementos adicionales no siguen la regla de Madelung, que predice cómo se llenan los orbitales de electrones y, por lo tanto, afecta la apariencia de la tabla periódica actual. Actualmente existen varios modelos teóricos en competencia para la colocación de los elementos de número atómico 119 a 172. En todos estos, el elemento 172, en lugar del elemento 168, emerge como el siguiente gas noble después de oganesón, aunque esto debe ser considerado especulativo, ya que no se han realizado cálculos completos más allá del elemento 122 (Pyykkö, 2011).

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